En 1991 Ajiacos y Mondongos abre sus puertas con la única idea de ofrecer un sueño hoy hecho realidad, un gusto al paladar que se transforma en un rato de dialogo y amigos, con sabor a casa, a frescura y calido amor tornado en la mejor sasón, de un sabor sin precedentes contenido en cada plato, pues cada uno de ellos es servido lleva una sonrisa incluida. Desde el momento mismo que se entra a Ajiacos y Mondongos se deja de ser un cliente para convertirse en un amigo, un aliado del placer por la buena mesa, la buena compañía, el buen servicio y las sonrisas.